Hoy nos enseña los brackets… Javier Meléndez (Redactor de Yorokobu)

Javier Meléndez

Javier Meléndez Martín no es un tipo normal. Es uno de esos hombres que nacen con una pluma en la mano y con una imaginación desbordante, capaz de generar guiones y post tan interesantes como originales. Trabaja de redactor en Yorokobu, y a mi parecer es uno de los escritores más creativos de la revista. Post que desbordan locura, frescor y sobre todo, que dan ganas de leer hasta el punto final. Desde posts sobre lo que te pudiese enseñar Bender (Futurama) sobre personal branding hasta consejos del videojuego Bubble Shooter para el Gobierno. Y teniendo un ejemplar como este deambulando por la red, no dudé en pedirle una entrevista y que nos enseñara sus brackets.

La Yorokobu es un referente hoy por hoy en mi carrera.  Y leer cualquier post es invertir en acostarte sabiendo un poco más. Cuéntame, ¿Cómo empezaste a escribir para Yorokobu?

En un tuit leí que Yorokobu buscaba un bloguero que conociera la realidad de Latinoamérica. Reconozco que entonces no conocía la publicación. Leí Yorokobu, no encontré artículos sobre series de televisión y pensé «Quiero escribir aquí; puedo escribir de series». Envié un email a Yorokobu con mi propuesta, vieron mi blog «La solución elegante» y les gustó el último artículo hasta entonces:

La lujuria en una cinta de pelo

También fue el primer artículo para Yorokobu. Así que supongo, que si tienes un blog, mejor que escribir cualquier cosa sólo para rellenarlo, es mejor escribir sobre un tema cuando lo tengas claro. El blog es una carta de presentación.

¿Cómo decides lo que es adecuado para publicar y lo que no? Sigues algunos parámetros o lo que te gusta lo publicas. Como en tu post, escribe aquello que te la ponga dura.

Si sólo escribiera de lo que me pusiera dura, sólo hablaría de «Breaking Bad». Esto no quiere decir que otros temas no me interesen. Algunos temas despiertan una curiosidad intelectual o suponen un reto (como explicar la prima de riesgo con Hommer o encajar temas de publicidad y marketing tomando frases de personajes de ficción como Bender, Krusty o Moe, el del bar). Si un anuncio de televisión, una escena de la realidad o de la ficción me llama la atención me pregunto por qué.

krusty product placement

¿Cómo decido qué es lo adecuado? Intento no defraudar a los lectores de Yorokobu ni defraudarme a mi. Sé que no podría escribir un post sobre cómo hacer un agujero en un azulejo con un taladro porque Yorokobu no es un web sobre bricolaje, o igual sí lo escribiría, para ver la reacción del lector; pero no, en principio.

No defraudar a los lectores no significa complacerles. Es imposible contentar a todo el mundo. Cuando digo que no quiero defraudarles quiero decir que no me gusta dar un material pobre. Me gustan las críticas del tipo «no estoy de acuerdo» a «este post es una mierda». Alguien me dijo «sinvergüenza» cuando escribí sobre la simulación del IVAZO en Simcity. Eso no me molestó porque era una opinión política. De todos modos, aunque me moleste una opinión, rara vez contradigo al lector que expresa disgusto. A veces sé porque no le gusta o por qué está en contra.

Una vez escribí un post para Yorokobu, dentro de la interfaz de la revista, que tenía cerca de 700 palabras. Lo borré en cuanto lo leí dos veces. Me parecía un post muy flojo. No sé si Yorokobu lo hubiera publicado, pero a mi no me gustaba nada.

Como puedes ver, aún estoy bastante verde en esto de escribir para mi público. Dame unos pocos consejos para escribir en un blog sin morir en el intento.

Si algo te gusta, escribe sobre ello. No importa si usas palabras técnicas o no, lo importante es cómo analizas tú un tema y cómo lo cuentas, y si acabas contento.

A veces un lector responde a un post algo como: «Sí, ya, la teoría de Franklin Cimacacio con otras palabras». Resulta que al tal Cimacio no lo conocía y que igual mi post lo han compartido 200 personas sólo porque lo he contado de otra manera. Yo no inventé el mecanismo de un gag y seguramente hay mucha literatura al respecto, pero yo te lo he contado con una escena de «La teoría del Big Bang» porque me pareció modélica. Dije: «¡Me gusta! Quiero contar por qué me gusta».

The Big Bang Theory: Anatomía de un gag

bazinga!

Así que no importa si eres un estudiante o tienes tres doctorados. Lo que importa es cómo ves tú las cosas. Usa un estilo propio. Usa todos los recursos que puedas para contar lo que has sentido y reflexionado. Da igual si es canónico o no. Gráficos, dibujos, bocetos a manos escaneados… Escríbelo como si se lo contaras a un amigo, si así te sientes cómodo. No te pongas a pensar si lo que escribes es una tontería o no. Escríbelo. Igual haces un descubrimiento. «Don Draper, la mosca y el tubo fluorescente» parte de una mosca, pero gustó mucho. Entra en los diez post más visto de mi blog.

Don Draper, la mosca y el  tubo fluorescente

En ‘Yorokobu’, el artículo de ‘Simcity’ dio que hablar en su momento.

La crisis de Sim City

En ambos casos no llegué a imaginar que consiguiera tantas visitas con estos textos. Simplemente me apetecía escribir sobre ello, sin más. Lo más importante es que si no estás contento con el post, no lo publiques. La propia satisfacción es lo mejor. Los resultados son otra cosa. Por supuesto, si un tema da para más, haz una serie.

Si la vida es una obra de teatro, qué guión crees que los estudiantes deberíamos seguir a la hora de presentarnos en una agencia de publicidad. ¿El chico con exceso de confianza?, ¿El humilde recién graduado?, ¿Ese moderno encantador que a pesar de sus aspecto puede aparentar que sabe mucho y de todo un poco? o ¿Ser tu mismo y que sea lo que Dios/Buda/Alá quiera?. Yo apuesto por esto último combinado con lo primero. ¿Tú que me dices?

Supongo que ir de humilde al principio es una estrategia de supervivencia. No puedes decir en tu presentación «soy el nuevo David Mackenzie Ogilvy». A muchas productoras de cine y televisión llega gente con su guión bajo el brazo diciendo que es «el nuevo Hitchcock» o «que tienen el guión que romperá las taquillas». Así, tal cual. Eso hay que demostrarlo.

Si se supone que uno es un creativo publicitario o un guionista debe crear una marca de uno mismo, desde como viste a lo que hace y lo que dice. Ser uno mismo, siempre, y que sea lo que Dios/Buda/Alá quiera.

Una serie de éxito que no entiendas por qué es tan aclamada? Yo sigo sin entender por qué Dos hombres y medio triunfa tanto en América. Yo tiraría a todos por las escaleras. A todos.

«Nicho de mercado» es el concepto que lo explica todo. Hace años me enfurecía por el éxito de determinadas series, cantantes o artistas. Ahora intento preguntarme por qué. Hay series que no me gustan absolutamente nada, pero entiendo que tenga su público. ¿Qué público es ese, qué busca? ¿Me interesa dirigirme a él? Gracias a la TDT y los «especiales tipos duros» o «cine de los 80», uno descubre que aquella película que tanto me gustó a los 14 años, ahora me parece insoportable.

¿Puede pasarte como a mi, que el resultado de lo que escribes depende del humor con el que te encuentres en el momento? Si estoy de buenas, es un buen post, si estoy triste ya podrían colarlo en una canción de Lana del Rey que aquí nadie se da cuenta.

Un día estuve triste y no escribí nada. Otro día estuve eufórico y no escribí nada. Supongo que depende de cada autor.

Se puede escribir con tristeza; el problema es que influya en la apreciación de las cosas. Creo que un buen post depende del interés que se pone en el tema, si es una «pieza cerrada», si recoge lo que querías decir.

Dime un anuncio que recuerdes con especial cariño y otro que haga que cambies de canal directamente.

Bic Naranja, Bic Cristal… Quería escribir mis cuentos a la misma velocidad con Bic Naranja.

Odio los anuncios de las operadoras de telefonía e Internet y los anuncios de los bancos y los partidos políticos. ¿Por qué se empeñan en usar palabras como confianza y cercanía? Queremos que funcionen, no que hagan promesas que no podrán cumplir. Bic Naranja escribe fino, Bic Cristal escribe normal: no hay trampa ni cartón.

El fin del mundo se acerca, dime dos series y dos películas que te llevarías a un refugio para poder salvarlas. 

De series, «Los Simpsons», que nunca defraudan por más repetidos que estén y «La dimensión desconocida». De películas «El piano» y «Con faldas y a lo loco».

homer marilyn monroe

Como guionista, ¿qué es lo que más valoras a la hora de considerar si una serie o película es buena o mala?

Tendría que dar una respuesta muy larga. Desde el punto de vista el guión, sin entrar en gustos, que el guión haya agotado todas las posibilidades dramáticas y/o cómicas que se presentan.

Ponme un slogan para… Una revista de chicas adolescentes

Escucha a tu hermana, sobrina o prima. Coge la frase que más repita o la que te haga decir «¿cómo!». Ahí está el eslogan.

Si escribes tan bien como sé que lo haces, no me vas a defraudar en esto. Explica, en una línea o dos, por qué debería contratarme una buena agencia de publicidad. -Es pregunta de examen, así que…-

Me ha engatusado para que responda a este cuestionario.

🙂

Puedes seguir a Javier Meléndez a través de:

Su blog personal http://lasolucionelegante.wordpress.com/

Twitter: @tipsguion

Facebook: https://www.facebook.com/lasolucionelegante

O Yorokobu

Etiquetado

8 pensamientos en “Hoy nos enseña los brackets… Javier Meléndez (Redactor de Yorokobu)

  1. ¡Estupenda entrevista! Los posts de Javier Meléndez son magníficos.
    Saludos

  2. Lleonard dice:

    Y yo que no conocía Yorokobu… Gracias por la entrevista 😀

  3. Mucha sabiduría en estas respuestas.

  4. […] Le hice caso, por una vez. Comencé a hablar de mi, comencé a escribir “mis recetas”, cómo veía las cosas, y no cómo otros la veían, a escribir entradas donde las imágenes fueran tan importantes como las palabras (viñetas ilustrativas), en vez de un adorno. Poco a poco, el blog adquirió relevancia, y comenzó a ser seguido por profesionales y centros de enseñanza. Conseguí algunos trabajos como guionista, como consultor, charlas y talleres. También fue la “tarjeta de visita”  que presenté a Yorokobu. […]

  5. […] Le hice caso, por una vez. Comencé a hablar de mí, comencé a escribir “mis recetas”, cómo veía las cosas y no cómo otros la veían, a escribir entradas donde las imágenes fueran tan importantes como las palabras (viñetas ilustrativas), en vez de un adorno. Poco a poco, el blog adquirió relevancia, y comenzó a ser seguido por profesionales y centros de enseñanza. Conseguí algunos trabajos como guionista, como consultor, charlas y talleres. También fue la “tarjeta de visita”  que presenté a Yorokobu. […]

  6. […] Le hice caso, por una vez. Comencé a hablar de mí, comencé a escribir “mis recetas”, cómo veía las cosas y no cómo otros la veían, a escribir entradas donde las imágenes (viñetas ilustrativas) fueran tan importantes como las palabras, en vez de adornos. Poco a poco, el blog adquirió relevancia, y comenzó a ser seguido por profesionales y centros de enseñanza. Conseguí algunos trabajos como guionista, como consultor, charlas y talleres. También fue la “tarjeta de visita” que presenté a Yorokobu. […]

  7. […] Le hice caso, por una vez. Comencé a hablar de mí, comencé a escribir “mis recetas”, cómo veía las cosas y no cómo otros la veían, a escribir entradas donde las imágenes (viñetas ilustrativas) fueran tan importantes como las palabras, en vez de adornos. Poco a poco, el blog adquirió relevancia, y comenzó a ser seguido por profesionales y centros de enseñanza. Conseguí algunos trabajos como guionista, como consultor, charlas y talleres. También fue la “tarjeta de visita”  que presenté a Yorokobu. […]

Replica a Lleonard Cancelar la respuesta